Ir al ginecólogo no suele ser de nuestro agrado, sin embargo, da igual que seamos adolescentes o mujeres ya en la etapa adulta, a muchas nos suele dar vegüenza acudir a este especialista. Por este motivo es común que se vaya retrasando su visita aún cuando la Sociedad Española de Ginecología (SEGO) recomiende su primera visita antes de tener relaciones sexuales.
A pesar de ello los datos hablan por sí sólos y sólo el 54% de las mujeres menores de 24 años han acudido a este especialista pero lo peor de todo es que muchas de ellas cuando van, incluso mienten u ocultan información a su médico. La razón, ¿vergüenza, miedo o desconocmimiento? Hoy desde Mimacup hablamos precisamente de esta probelmática porque estos médicos no están interesados en nuestros aspectos íntimos, sino en nuestra salud, por lo que nunca deberéis ocultar:
- Un embarazo o aborto. No es el primer caso de una mujer que oculta su embarazo hasta dar a luz incluso que está embarazada a su familia y por tanto también a los médicos, o incluso un aborto que desemboca en una fuerte hemorragia que puede poner incluso en peligro la vida.
- Las fechas de la última regla. Existen casos de mujeres que mantienen relaciones sexuales durante ausencias prolongadas de sus parejas y si se quedan embarazadas intentan adaptar las fechas para que coincidan con la llegada del compañero. “Una señora afirmaba que estaba embarazada de cinco semanas menos de lo que mostraba la ecografía, y cuando el ginecólogo se lo comentó, la mujer lo negaba. Por lo visto, su marido era marino mercante y había estado varios meses fuera de casa”, cuenta una enfermera del Hospital Doce de Octubre (Madrid). Aunque la medida es totalmente inútil (las ecografías miden con precisión los tiempos), entorpecer el correcto seguimiento de un embarazo no es buena idea.
- El tipo de relaciones sexuales. En este sentido, es fundamental para que el ginecólogo pueda detectar por ejemplo la infección del virus del papiloma humano cada vez más frecuente y que puede ser el posterior causante del cáncer de cérvix por lo que si se tienen relaciones sexuales con distintas personas y sin protección, se debe decir.
- La homosexualidad. Muchas mujeres ocultan esta parte de su vida en la que puede ser muy útil para el especialista, tanto para orientar sus necesidades como para la elección del instrumental durante la exploración.
- La edad. Quitarse años es una estrategia en algunas mujeres que van a someterse a ciclos de reproducción asistida debido a que la sanidad pública sólo lo cubre hasta los 40 años.
- Haber recibido terapia hormonal sustitutiva con el objetivo de que el ginecólogo pueda controlar posibles riesgos de desarrollar algunos tipos de cáncer.
- Incontinencia urinaria. También suele ser otro motivo de vergüenza para hablar con el ginécologo cuando en realidad es un problema mucho más frecuente del que nos creemos, sobre todo en mujeres de a partir de 45 años. No darle importancia y ocultarlo evita que se pueda mejorar mediante ejercicios de suelo pélvico, la ingesta de líquidos o incluso la cirugía para los casos más graves.
- Disfunción sexual y dolor. Los problemas del suelo pélvico pueden desencadenar la falta de deseo sexual por el dolor que produce cuando en realidad existen alternativas para mejorarlo.
En resumen, debemos ser nosotras mismas las que desmitifiquemos todos estos tabúes que sólo nos conducen a una mayor ignorancia y un empeoramiento de nuestra calidad de vida.