El número de mujeres que realiza ejercicio físico de forma habitual cada vez es mayor, es más, el número de deportistas a nivel pseudoproesional y de élite ha aumentado durante los últimos años.
Ahora bien, ¿cómo afectar el entrenamiento diario a nuestro cuerpo y a nuestro ciclo menstrual? Los cambios hormonales que produce la menstruación son más que notables, por eso es tan importante adaptar el nivel e intensidad del entrenamiento según la fase en la que nos encontremos.
Ésto no significa ni mucho menos que no haya que realizar ningún tipo de actividad ya que realizada de forma moderada nos trae muchos beneficios:
- Disminuye las molestias y el dolor porque producimos endorfinas que actúan como un analgésico natural y mejora la sensación de bienestar.
- La práctica regular de ejercicio físico ayuda a que la retención de líquidos y sensación de pesadez sea menor de lo habitual. Sin embargo, si el ejercicio físico es muy intenso y prolongado en el tiempo, se sigue una dieta extrema o existen situaciones de estrés elevado, pueden aparecer alteraciones o la desaparición de la menstruación.
Si dividimos en dos la fase del ciclo menstrual nos encontramos con:
Primera fase o fase folícular (0 a 14 días)
Nos sentimos más activas y tendremos mayor tolerancia al dolor, más fuerza y resistencia y más sensibilidad a la insulina. Es por lo tanto el momento de que los entrenamientos sean más intenso y la oportunidad de que durante la ovulación podamos hacer más ejercicios de fuerza. También tendremos mejor capacidad para procesar los azúcares y podemos ingerir más proteínas para compensar el aumento del esfeurzo muscular.
Segunda fase o fase lútea (día 15-28)
Es a partir de este momento cuando comenzamos con una sensación de cansancio, menos capacidad de fuerza y resistencia. Lo mismo sucede con la peor tolerancia a los carbohidratos y el aumento de la probabilidad ee almacenar grasa. El organismo tiene menos energía por lo que es recomendable disminuir la intensidad y tiempo de entrenamientos y aprovechar para aumentar la resistencia.
Si se diera el caso de tener fuertes dolores durante esos días, habría que hacer sesiones mucho más suaves o incluso no realizar ningún entrenamiento durante los 2 o 3 días de más dolor. El yoga o la natación pueden ser los mejores aliados para esos días si no se quiere parar de realizar ninguna actividad.
Es importante que siempre se consulte con el ginecólogo porque la práctica de ejercicio puede conllevar graves alteraciones menstruales y no podemos olvidar que evitar u obviar la menstruación no es un indicador de buena salud y que tarde o temprano repercutirá también al rendimiento deportivo.
En Mimacup hemos creado la copa menstrual también para esos días en los que se quiere seguir entrenando con total comodida sin tener que renunciar a la práctica de deporte. Se adapta perfectamente, es ecológica, respetuosa con la flora vaginal y cómoda (se puede llevar hasta 12 horas).
¡Pruébala!