Cuidar de nuestra salud más íntima requiere tener alguien que nos guíe y nos acompañe como es la figura de un ginecólogo, por no hablar de cuando nos quedamos embarazadas que entonces buscamos a alguien mucho más especial que nos asegure cómo progresa todo el embarazo, por eso hoy os hablamos sobre cómo elegir a un buen ginecólogo.
Lo primero de todo es ver cómo te sientes con tu especialista actual porque seguramente conozca ya tu historial clínico, patologías y tengáis una relación más cercana. Si no fuera así ¡comienza tu búsqueda!
Lo primero de todo es hacer una buena labor de investigación y búsqueda. Por suerte ahora Internet es un canal que nos ofrece a muchos de estos profesionales con calificaciones de otros pacientes y referencias de él o ella por lo que nos puede ayudar bastante.
Si te ha gustado lo que has visto, su formación y experiencia ahora llega el momento de pedir opiniones a otras personas que hayan sido pacientes y mejor si se hace de forma personal y si ha sido ya atendido por alguna amiga nuestra o familiar.
Intenta siempre que sus intereses y creencias estén alineadas con las tuyas como por ejemplo: lactancia materna, epidural… Es importante que el especialista siempre te deje a ti tomar las decisiones pero que antes te asesore sobre sus ventajas e inconvenientes de cada una de ellas y sobre todo que estés cómoda y no te sientas intimidada. Es cierto que en algunos casos nos encontramos con profesionales que nos quieren convencer en algunas partes y nos llegan a intimidar por lo que siempre déjate escuchar, escucha y pregunta sin miedo sobre todas las dudas que tengas.
Además cuando estamos embarazadas estamos un poco más sensibles y el hecho de contar con un ginecólogo que sea amable nos ayudará bastante en todo el proceso porque nos dará esa seguridad que tanto necesitamos en esos momentos.
El ginecólogo o ginecóloga ideal siempre debe ser aquella persona que escucha con atención todo lo que le decimos y es paciente, amable, incluso tiene sentido del humor y no existe ningún tema sobre el que no podáis hablar con confianza. Muchas mujeres nos podemos sentir ridículas preguntando algunas cosas por eso siempre nos tiene que hacer sentir cómodas, cuidadas, escuchadas y sobre todo que respete nuestras decisiones.
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